174.- El oro líquido
El aceite de Oliva, verde olivo, verde militar o conocido también como el “oro líquido”, es por un lado emblema insignia de vida, conoceremos sus raíces y recorreremos hasta nuestros días, a uno de los arboles más milenarios de la historia. Para ello hay que remontarse siglos y siglos atrás para explorar datos históricos y anecdóticos sobre la historia del Olivo y del Aceite de Oliva. Aquel que se pierde en la noche de los tiempos, coincidiendo y confundiéndose su extensión con las civilizaciones que se han desarrollado en toda la zona costera del Mediterráneo. Según investigaciones se puede afirmar que la existencia del olivo se remonta, al menos, hasta 12000 años antes de Cristo, habiéndose encontrado fósiles de sus hojas en depósitos del plioceno en Italia, del paleolítico superior en el norte de África y de la edad del bronce en España.
La historia del Olivo hunde sus raíces en el tiempo hasta el mismo origen de la agricultura en las primeras civilizaciones del mediterráneo y el oriente próximo. Años de antigüedad, haciéndolo el más primitivo del mundo. Siglos de cultura acumulada en torno al mundo del Olivar y del Aceite, transmitida de boca en boca, magnificada y elevada a la categoría de sabiduría popular, de las que se recopila una selección más representativa.
Vemos en el Génesis, cómo Noé envió una paloma desde el arca. Al poco tiempo, la paloma volvió al arca con una rama de olivo en el pico. Esto era una señal de que había vuelto a brotar la vida y el olivo fue el primero en hacerlo. Hay multitud de referencias en Los Salmos y otros libros de la Biblia. Por ejemplo el Salmo 128:3: “Tus hijos, como plantas de olivo alrededor de tu mesa. . .”. O también el Salmo 52:8 “Yo soy como olivo frondoso en la casa de Dios”. En ambos casos se alude a su capacidad para brotar y dar nueva vida. También aparecen ramos de olivo en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. En este caso es símbolo de alegría y alabanza. Además Jesús frecuentaba con sus discípulos el Huerto de Getsemaní o Monte de los Olivos para orar. La palabra Getsemaní significa literalmente “prensa de olivas”. Con el aceite de oliva se hacía el ungüento para la unción y con él se iluminaban los templos; son ejemplos muy representativos de estos pasajes bíblicos.
Atendiendo a la mitología griega el olivo nace de la rivalidad entre Atenea, Diosa de la sabiduría, y Poseidón, Dios de los mares. Los griegos ya veneraban el olivo como árbol mitológico, existía la leyenda de que hubo un certamen entre Atenea y Poseidón para conseguir el control de la nueva ciudad de Ática. El ganador sería el dios que ofreciera el don más útil, y la ciudad sería llamada en honor a su nombre. Atenea hizo aparecer un olivo y ganó la batalla al ser considerado más valioso que el caballo que hizo aparecer Poseidón. Las primeras Olimpiadas en la antigua Grecia, fueron celebradas en el año 776 AC los juegos quedaban inaugurados con una antorcha, representada por una rama de olivo en llamas. El olivo jugó un rol crucial en este evento. Los ganadores olímpicos recibían como premio una corona hecha de ramas de olivo cortadas del olivo sagrado que había al lado del templo de Zeus. Estas ramas simbolizaban la paz, la amistad y la tregua de cualquier tipo de hostilidad. Con tantos usos no es extraño que las distintas civilizaciones, al expandirse, trajeran consigo este hermoso árbol y con él sus frutos. Árbol originario de la región que va desde el sur del Cáucaso hasta la zona costera de la actual Siria y con la expansión de los mercantes fenicios el cultivo del olivo llegó a la península ibérica sobre el año 1050 AC, durante la dominación marítima, pero no se desarrolló en extensiones notorias sino hasta la llegada de los romanos. Los romanos siguieron la expansión del olivo por el Mediterráneo, según iban conquistando territorios. Lo utilizaban como arma pacífica para el asentamiento de poblaciones. Colmando la Península Ibérica de olivos, convirtiéndola en el primer país productor de aceite de oliva a nivel mundial. Su importancia fue tal que el emperador Adriano acuñó monedas con un ramo de olivo y la leyenda: Hispania.
Con la llegada de los árabes se introdujeron nuevas variedades, sobre todo en el sur de la Península Ibérica y nuevos vocablos como aceituna, aceite o acebuche. El aceite obtenido de sus frutos, que etimológicamente proviene de la palabra árabe “az-zait”, que quiere decir el jugo de la oliva, ha servido durante siglos como alimento, materia prima para alumbrado, ungüento medicinal y líquido revitalizador para el organismo humano que resalta por sus propiedades terapéuticas y nutritivas. Existen multitud de usos curativos o beneficiosos para la salud que se atribuyen al Aceite de Oliva, algunos ya probados científicamente y otros todavía no pero que la sapiencia de nuestros antepasados nos han transmitido. El cuidado de las uñas, el brillo del pelo, el estreñimiento, las hemorroides, los ronquidos, el reuma, cuidado de la piel, las quemaduras, las heridas y llagas, todo se atenúa se mejora con la aplicación, e ingestión de Aceite de Oliva.
Desde la expansión del Imperio Romano, el Olivo, ha quedado vinculado al mar mediterráneo y ha sido cultivado ininterrumpidamente hasta nuestros días. Todos los pueblos que han ocupado el mediterráneo han aportado cultura, regadío y otras tecnologías al cultivo del Olivo y la extracción del Aceite, haciendo de él un producto de uso habitual y una mercancía principal en los intercambios comerciales de todas las épocas.
Hacia 1560, se cultivaron olivos en México, y luego en Perú, California, Chile y Argentina, donde una de las plantas introducida durante la conquista –el viejo olivo Arauco- todavía vive, el olivo ha continuado extendiéndose más allá del Mediterráneo. Hoy también es cultivado en lugares tan distantes de sus orígenes como África del Sur, Australia, Japón y China.
Actualmente, Jaén es la mayor región productora de aceite de oliva en España y del mundo, produciendo por sí sola más aceite que el segundo país productor mundial, Italia. La provincia de Jaén se autoproclama como «Capital Mundial del Aceite de Oliva», por ser el lugar con la mayor concentración de olivos y producción oleícola. La variedad que más abunda en la provincia de Jaén es la Picual, aunque también se cultivan variedades Royal, Arbequina y Cornicabra. La geografía de la Provincia de Jaén destaca por sus enormes extensiones de Olivos que bien parecen un mar de verde, gris y plata donde llegan a fundirse las zonas de cultivo de Olivo desde las llanuras del Guadalquivir hasta los bosques de las Sierras. Estos Olivos hacen de Jaén una tierra frondosa y fértil, donde los olivares tan apenas permiten ver el suelo conformando ese manto verde plateado tan característico que todo aquel que viene a Jaén identifica como “mar de olivos”. Una mención especial merece la ciudad de Martos, conocida como la «Cuna del olivar». Tanto es así que existe una variedad de aceituna propia de la localidad: Marteña (Picual). Martos se ganó el sobrenombre de «Primer productor de aceite de oliva del mundo».
Los atributos de este árbol plateado hacen indiscutiblemente repercusiones sociales, ambientales, culturales y desde luego al florecimiento de El Oleoturismo, modalidad de turismo que permite conocer en profundidad el Aceite de Oliva, capturar la esencia de la cultura que rodea el mundo del Olivo y como no, disfrutar de una gastronomía exquisita, alojamientos y restaurantes temáticos de arquitectura típica integrados en el Olivar, tratamientos de belleza, salud y relax con Aceite de Oliva. Una nueva forma de disfrutar del tiempo libre que conjuga cultura, naturaleza y gastronomía. Es una forma de difundir el modo de vida de la tierra y las bondades del oro líquido. Aunque no solo la arquitectura del olivar tiene atractivo turístico, en la inmensidad del mar de olivos de Jaén algunos olivares e incluso olivos concretos tienen atractivo turístico por su singularidad, bien sea por su antigüedad, por sus dimensiones, o por historias vinculadas a ellos. Es así como le merece un reconocimiento especial la llamada Vía Verde del Aceite que discurre sobre un antiguo trazado ferroviario en desuso y que recorre el sector suroeste de la Provincia de Jaén durante 55 kilómetros. El recorrido de la vía verde se adentra en la Provincia de Córdoba para completar los 112 kilómetros de recorrido. Actividad para los amantes del senderismo o el ciclo turismo que permite adentrarse en los inmensos paisajes de Olivos salpicados de torreones históricos. El itinerario comienza en Jaén capital y termina en las Navas de Cepillar en la provincia de Córdoba pasando por Torre del campo, Torredonjimeno, Martos, Vado Jaén, Estación de Alcaudete, Luque, Zuheros, Doña Mencía, Cabra y Lucena. Estos recorridos se desarrollan de manera principal en Andalucía, en la parte sur de la Península Ibérica y en las zonas costeras del mar Mediterráneo, áreas en donde se focaliza una gran parte de la producción de Aceite de Oliva de España. En estas zonas, se nos da a conocer la historia del Aceite de Oliva y se organizan paseos a estos territorios abundantes en olivos, las llamadas “almazaras”- molinos especiales en donde se fabrica este delicioso producto- y a diferentes restaurantes en donde el Aceite de Oliva es el ingrediente principal.
La vida diaria de las personas de Jaén gira alrededor del Aceite de Oliva, sus costumbres, sus beneficios, su cocina, su economía, en definitiva de su Cultura. El Olivo, la Aceituna y el Aceite es un modo de vida arraigado en Jaén con herencia de los Fenicios, Griegos, Romanos y Árabes y por la que se atesoran creencias, mitos, remedios y manifestaciones culturales desde hace cientos de años.