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206.- El libro más famoso del mundo

Ikky

 

Así fue como se fraguó el libro famoso del mundo. El libro más vendido e influyente de la historia. Contó su afamado autor, que su único libro y éxito surgió gracias a un cambio. No es un libro de autoayuda, es la mayor expresión de libertad plasmada en un papel.

Turnos de mañana, tarde y noche en una fábrica de tintas de productos industriales construyeron en él una mente y un espíritu que ansiaba libertad. Sus palabras fueron: “Mi cuerpo, mi carcasa exterior, mi ser físico trabajaban en aquella fábrica. Mi mente rechazaba esa condición, ella no se encontraba durante esas ocho horas diarias encerrada entre máquinas en esas cuatro paredes. Mi mente hacía tiempo que me dejó solo en esa fábrica. Ella estaba en otro sitio, en otro lugar, en el olivar.”

“Olivares daban alivio y reposo del sol a campos de tierra amarilla como su pelo (…) el aceite es la vida y ella es veneno, el binomio de ambos, es haber cumplido mis sueños.”

Todos los días conducía por la carretera hasta llegar al trabajo, y todos ellos, contemplaba ese campo a su derecha. ¿Cómo la felicidad está tan cerca de uno mismo, tan cerca que hasta incluso puedes llegar a tocarla? Y qué duro es ver cómo pasa de largo, delante de tus ojos. No se detiene y sigue su camino hacia un sitio donde no quiere llegar. Pero un día decidió detenerse. Paró su coche en un lado de la larga recta de la carretera y entró a ver los campos. Dio un largo paseo, deteniéndose para observar las verdes olivas y contemplar las largas líneas de árboles que parecían no tener fin. El tiempo se detuvo y su cuerpo y mente, por primera vez en su vida, fueron realmente uno.

“¿Que qué hago aquí parado? Respondió sorprendido el olivo. Fíjate en mi fruto, es un manjar inigualable. De ahí sale lo que tus iguales soléis llamar oro líquido. Además ¿no te sirvo como sombra en este día tan caluroso? Vienes aquí todos los días como un alma en pena, pasas por nuestro lado alzando tus manos para rozarlas con nuestras hojas (…) cuando el crepúsculo empieza su turno, te marchas de aquí siendo el hombre más feliz que haya visto cualquier especie de la naturaleza. Y ahora te pregunto yo a ti ¿Qué haces tú entonces cuando no estás aquí?”

Nuestro autor planteó aquí su dilema, no era en absoluto feliz trabajando en la industria, ¿quién estaba siendo productivo entonces? El olivo tenía razón, qué hacía cuando no estaba ahí, cuando era el hombre más feliz del mundo. La respuesta es evidente, el dinero. No quiero ser frívolo, el dinero es importante, se necesita para vivir. Pero ¿tanto como para anteponerlo a la felicidad? Debe existir algo intermedio, no todo es negro o blanco. Empezó de esta manera a escribir la novela. Algunos medios y críticos literarios le preguntaron, ¿entonces por dinero? Él con gran ingenio y humor respondió:

– Respuesta corta… sí, respuesta larga… no. Como veo que tenemos tiempo, explicaré mi respuesta más extensa. El dinero era un fin. Un fin que necesitaba únicamente para vivir. El motivo no era ni más y menos que el miedo. Así es, yo era un cobarde. Todos los días me preguntaba ¿Eres feliz? ¿Estás contento con lo que estás produciendo? ¿Crees que podrías dar más de ti para cambiar y poner fin a esta situación que hace que seas infeliz? Como sabréis esas cuestiones internas que sobrevolaban mi cabeza se hacen presentes en el libro en la conversación del protagonista con el olivo. El miedo es la mayor enfermedad de los hombres y las mujeres. El miedo te paraliza y hace que pienses que no puedes hacer cualquier cosa que eres capaz de hacer y, hace que falles. Es una falsa ilusión. Así que decidí ponerme a ello. A escribir. Plasmar en un personaje ficticio mis pensamientos, mis miedos, mi amor platónico, mis sueños e imaginación en unos personajes fantásticos y dar vida a seres inanimados. Dotarles de personalidad y habla. Y todo ello en mi lugar mágico, los campos de olivos. Fue una excusa para ir allí a escribir todos los días al salir de trabajar. Leía los capítulos a un par de trabajadores del olivar que me veían ahí a diario. Ellos encantados me dijeron:

– Esto tienes que publicarlo seguro que ganas dinero, o quién sabe, igual te ganas la vida escribiendo.

–Así es amigos – les contesté –, por algo lo estoy haciendo. No hay nada de malo y es muy lícito querer ganar dinero. Lo hago por eso. Es como la fábrica, pero ahora sí que soy feliz disfrutando del proceso. Esa es la respuesta a la pregunta de si lo hice por dinero.

Pocas veces se podrá decir con tanta rotundidad que se ha acertado y conseguido el éxito de un intento y a la primera, como es este caso. Como dijo Drew Houston, creador de Dropbox: “No te preocupes por el fracaso, basta con acertar una vez.” Es difícil calcular el número de copias vendidas, reproducidas y ediciones de este libro. Se habla de cifras que varían entre los 200 y 300 millones. Así que imagínense el número de ejemplares vendidos realmente. El autor ha sido portada de periódicos y revistas de todo el mundo. Innumerables premios, tanto literarios como de otras índoles. De esta manera el autor cumplió su principal objetivo de ganar dinero, pero nunca pensaba, como ha confesado en repetidas ocasiones, que se iba a convertir en uno de los hombres más ricos del país.

Dejó la fábrica al firmar el contrato con su editorial. Nunca ha querido desvelar qué editoriales rechazaron su novela, ya que obviamente iban a ser motivo de mofa y escarnio, si hace pública una de las mayores meteduras de pata de la historia. Sorprende saber, lo que nuestro autor desveló hace unas semanas:

– No escribiré más libros. Corrijo, seguiré escribiendo, pero no publicaré ninguno más. He ganado más dinero del que un hombre pueda necesitar. Mi fin lucrativo ha terminado.

Su corta carrera como escritor terminó con un único libro editado. Su fin lucrativo le permitió proteger lo que más amaba: conservar esos campos tal y como los conoció desde su infancia. De eso es de lo que más orgulloso se siente. Hace poco más de tres años la empresa que producía el aceite de oliva no pasaba por sus mejores momentos económicos. La crisis, la bajada de precios de los productos del campo y la venta casi por completo a granel, sin proporcionar una identidad única a ese tipo de producto, hizo que la empresa productora tuviera serio peligro de subsistencia. Habían recibido una oferta de una multinacional extranjera para la compra de la empresa. Llevándose con ella una reestructuración en los puestos de trabajo y una completa desaparición de la identidad y marca propia. El autor se sentía en deuda. “Gran parte de mi éxito se lo debo a esta tierra, estos olivos y sus trabajadores.” No se lo pensó dos veces. Compró la empresa, mejoró las condiciones de los trabajadores, y trabajó duro para conseguir una marca propia. “Estamos trabajando en dar a conocer al mundo lo que todos sabemos aquí, el aceite de oliva es el mejor aceite del mundo. Estemos orgullosos de lo que producimos.”

Solo pidió algo a cambio antes de la compra. Una pequeña parcela al lado de los olivos para construir la casa en la que actualmente vive. Ese es su lugar y allí permanecerá. Contemplando todos los días de su vida las largas filas de olivos que se pierden en la inmensidad. Y al fondo a la izquierda de la carretera la fábrica de tintas industriales, para nunca olvidar que los sueños cuestan, pero vamos si merece la pena perder el miedo e intentarlo. Aunque sea solo una vez en la vida.

“Allí mi amigo humano, donde ves el límite que marca la carretera, el cielo es más negro. La contaminación lo llamáis vosotros. Pero no es más que magia negra. Humo que exhaláis de vuestros pulmones. Respiráis aire limpio, pero algo no va bien dentro de vosotros, el miedo, las inseguridades, la envidia, el desánimo, hacen que devolváis ese oxígeno puro convertido en deshecho. Cada segundo que inhaláis, volvéis a tener una nueva oportunidad para el cambio.”

Su historia y sus vivencias fueron la materia prima para escribir y desarrollar la fantástica trama que se expone en el libro. Tiene parte de autobiografía, toda la autobiografía que pueda tener una obra de ficción. Solo necesitaba un impulso, una convicción y un fin. Y por su puesto un entorno donde crear la mayor novela de ficción de la historia. Ah, se me olvidaba, pero cuando algo resulta tan evidente muchas veces pasa de largo, así que por si acaso y con el objetivo de resolver algún atisbo de duda para aquellos que hayan estado fuera de este planeta los últimos cinco años de su vida, nombraré el libro del que hago referencia. El libro más famoso del mundo. “El olivar”.

 

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