237.- Tierra
Un día que me encontraba cocinando una pizza, preparándome o mejor dicho, preparándonos para mirar la nueva temporada de no recuerdo qué serie de moda, se me acerco mi compañera de piso que me pidió que le enseñara a cómo hacer la pizza que estaba haciendo, pero, la perdí como alumna rápidamente, ya que su total concentración de dirigió a la masa. Estaba alucinada con la manera en que la masa iba tomando forma y tamaño a medida que pasaban los minutos en el contenedor de vidrio, yo ya estaba acostumbrado, o más bien nunca le había dado demasiada importancia a la forma en que la levadura hacía crecer la masa mientras ésta fermentaba, para mí solo era importante que para medio kilo de harina idealmente blanca, tuviera los 15 gramos de levadura fresca y una taza y media de agua tibia, además de una pizca de sal y por supuesto un chorro del más delicioso aceite de oliva, esas cosas sí eran imprescindibles, pero ella no dejaba de contar las burbujas que aparecían sobre la masa, en cambio yo sabía que ese proceso era simplemente el inicio de nuestro resultado final, el cual esperaba fuera exitoso, para poder acompañar como se debe esos eternos pero efímeros capítulos de la serie de moda de esa época que hoy se acababan de estrenar.
Mientras ella miraba ese proceso químico alucinada, yo me ponía a preparar los ingredientes que íbamos a terminar por añadir sobre la masa, a mí me gustan las verduras caramelizadas, como los pimientos, sin importar su color, y la cebolla la cual tampoco importa si es morada o blanca, para hacer una verdura caramelizada solo basta con poner un chorro del más delicioso aceite de oliva y mezclarlo con azúcar, del color, textura y refinamiento que quieras, incluso si no tienes azúcar puedes hacerlo con panela, pero joder algo dulce tienes que echar sobre el aceite, así cuando veas que se empieza a formar un caramelo vas inmediatamente dejando las verduras junto a la mezcla del más delicioso aceite de oliva con el azúcar, pero no dejes que se te queme la mezcla, que no se ponga negra, si se pone oscura, la has jodido y tendrás que empezar todo de nuevo, me gustaba ir dando las instrucciones a todo pulmón pensando que me escuchaba, pero como les decía en un principio toda su concentración la había puesto en el clásico y rutinario proceso de fermentación y leudado de la masa.
En paralelo vas y buscas un tarro con salsa de tomate frito, lo abres y así tienes lista la salsa para ser usada, es importante que si quieres darle un gusto distinto puedas añadir a la salsa unas pizcas de orégano y de pimienta, luego vas a buscar el cubo de queso mozzarella, y lo empiezas rallar o a cortar en muchos pedacitos bien pequeños; como les digo, yo hacía y decía todo esto mientras mi compañera de piso ya empezaba a meter las manos en la masa, lo que a mí me hacía enojar muchísimo, ya que cuando la masa se encuentra en su contenedor y está en el proceso de crecimiento, es como si la levadura estuviera haciendo una meditación tan grande que comenzara a mostrar su crecimiento espiritual dentro de las burbujas de la masa, y así fuera engordando de manera incontrolable, como si su ser se elevara a medida que pasaba el tiempo dentro de esa meditación, por eso yo creía que dejándola tranquila podría crecer en su máximo esplendor, sin embargo ahí estaba ella clavándole las uñas, pero la veía tan concentrada por entender el proceso de generar gluten y hacer crecer la masa, que llegué a pensar que de esas pizzas podía llegar a salir una interesante teoría sobre el funcionamiento de la bacteria denominada levadura dentro de la mezcla de agua, harina, una pizca de sal y un chorro del mas delicioso aceite de oliva, pero era imposible, porque ella no era ni científica, ni nunca la había visto escribir algo en su vida más que cartas de amor, o su firma en sus ilustraciones, o intentando darles un título nada que ver a lo que la ilustración mostraba, lo más probable es que iba a ilustrar una masa de pizza en proceso de crecimiento, o incluso me iba a pedir un instructivo escrito de cómo hacer una pizza, para ilustrar todo el proceso, para terminar titulando a su gran creación algo así como “camaleón” o “eclipse”, algunos dirán que si hay relación entre el título y el dibujo, si eso llegase a pasar en una gran mayoría, creo que hay muchas personas que pueden optar por el oficio de ser poeta.
Ya cuando tienes todo funcionando, la masa creciendo, las verduras bañándose entre el caramelo y liberando todo su jugo o agua, cómo lo quieras llamar, el queso cortado y la salsa aliñada, tienes que encender el horno y esperar a que llegue a unos 200 grados Celsius, mientras lo logras es el momento de estirar la masa, “¡Escuchaste!” le dije a mi compañera, ella estaba hipnotizada mirando la masa, la tuve que cuidadosamente remover para que despertara, “Emm, disculpa necesito estirar la masa”, y al fin me dice, “Sí, ningún problema” y como si mis instrucciones no estuvieran siendo las mejores instrucciones para hacer una pizza o simplemente no le interesaran, la chica se fue de la cocina, quizás a hacer unos bosquejos de lo que había visto o a escribir algo sobre lo ocurrido, algo cómo “explosión” o “Selva”, en fin ahora yo estaba gritando, creía que así me podía escuchar, pones en el la mesa harina por todas partes y dejas la masa sobre el polvo de harina, añade un poco más de sal, puedes añadir orégano también, con una botella de vino vacía empiezas a estirar la masa buscando darle una forma circular, lo más circular posible, si te sobra masa puedes congelarla y usarla otro día o hacerla pan, o hacer otra pizza, en nuestro caso la bandeja era grande e íbamos a usarla toda, luego en la bandeja donde vas a colocar la pizza para llevarla hasta dentro del horno, las vas a rociar con un chorro del más delicioso aceite de oliva y luego lo vas a esparcir por toda la capa metálica, así la masa no se va a pegar al metal mientras se va cocinando y creciendo dentro del horno, “¡Sí la masa al entrar al horno sigue creciendo, es más, después esa masa de color blanco nieve, va tomando color cómo si fuera a la playa en un día de verano y se comenzara a broncear mientras recibe en su piel los rayos de sol junto a la brisa marina!” esas palabras y agregando que las dije a todo pulmón parecieron llamar la atención de mi compañera de piso y vino corriendo hasta la cocina nuevamente. Dejas la masa sobre la bandeja, le pones un poco de salsa de tomate para humectarla y la dejas entre unos 5 a 10 minutos dentro del horno para que se cocine, cuando ya se encuentra a medio cocer la sacas; claramente tuve que empujar suavemente a mi compañera que estaba nuevamente hipnotizada mirando como crecía desde el vidrio del horno la masa, una vez está fuera le añades más salsa de tomate, pones el queso mozzarella por toda la circunferencia, intenta llenarla lo más cerca de los bordes, para que no queden esos enormes bordes vacíos, bueno sé que hay gente que disfruta de los bordes, pero existen los otros que dejan a un lado del plato todos los bordes y para que eso no ocurra es necesario tapar con ingredientes todo lo que puedas dentro de la circunferencia y luego arriba de todo tiras las verduras que brillan por el caramelo, ahora si está lista para su último golpe de calor que serán otros 5 a 10 minutos dentro del horno, después la sacas y vas revisando la base, intenta no quemarte los dedos mientras levantas la masa y revisas que por debajo se encuentre más menos tostada, si ya se encuentra brillante y luce crujiente, es porque se encuentra lista para salir del horno, y ya tenemos la pizza lista para irnos al salón y comenzar con un nuevo capítulo de la tan esperada serie de moda.
Esperen, por poco olvido un punto, un detalle fundamental para lograr hacer de la pizza una obra maestra y esa es que, cuando sacas la pizza del horno y la dejas en un plato o en una gran tabla, idealmente de madera para que los contrastes de los colores hagan aún más apetitosa la tan famosa pizza, la cortas con cuidado sobre la tabla, y una vez que la tienes cortada en cuadros o triángulos, dejas caer sobre el queso que ya pareciera un océano de espuma que expele humo desde sus entrañas, junto a los pedazos de pimiento ya sea verde, amarillo, rojo o todos a la vez y que resplandecen por el caramelo, contenidos por esa crujiente masa que luego de su sesión de solárium dentro del horno tienen un tostado fascinante, dejas que caiga sobre toda la pizza un chorro uniforme y delicioso del aceite de oliva más sabroso que tengas en casa.
P.D.: El título a este instructivo de cómo hacer una pizza, se lo ha puesto mi compañera de piso.